30 octubre, 2015

Eglaines, hotel con encanto en Karli (Letonia)


Nuestro primer hotel del viaje, fue un gran descubrimiento, y un autentico lugar de ensueño donde pararse a hacer noche en Letonia.
Habíamos buscado mucha información de hoteles con encanto dentro del Parque Nacional de Gaujas de Letonia, donde los destinos habituales son Cesis, Sigulda o Turaida, pero por haber organizado el viaje muy tarde, estaba ya todo reservado. Agosto es temporada alta en esta zona del país.

Por tanto tuvimos que arriesgarnos con un hotel que no estaba muy puntuado en Booking (nuestra web de reservas en este viaje, porque permite reserva cama sin pagar nada por adelantado, y eso nos parecía una ventaja interesante) pero que parecia agradable, er ael Hotel Eglaines. Quizás por ello nuestra sorpresa fue mejor cuando al llegar a Karli (imag01), que más que pueblo es una agrupación de casas, nos dimos cuenta que era el menos anunciado, y estaba situado fuera del mapa hacia el Norte según indicaciones de una mujer local.

Allí que fuimos, y alli que nos encontramos no con pocos problemas de orientación, con esta casa de cuento (imag0203) en la que se celebran bodas al exterior. Está excepcionalmente cuidada por su dueña, una señora mayor que no usa mucho las tecnologías pero que preparara unos desayunos al aire libre a la mañana siguiente, que bien valieron los minutos que nos costó encontrarla.

La casa sólo posee dos habitaciones para huéspedes (imag04), lo cual hace que te sientas solo en medio de la naturaleza y privilegiado por disfrutar de ese remanso de paz. Sabemos que hay más hoteles con encanto por la zona, pero no creo que ninguno supere lo bien cuidado que está este, la poca gente que va hasta allí y la amabilidad única y directa de la dueña de la casa, que no sólo cuida muy bien su interior sino también todos los jardines que la rodean. Lugar muy recomendable a tan sólo 40€ por pareja. Desayuno no incluido, pero mereció la pena pagar los 15 €de más!

29 octubre, 2015

Tartu, la segunda ciudad de Estonia

Uno de los principales recuerdos del día en que salimos de Tallinn para encaminarnos hacia Tartu es lo odiosa que fue la principal y única carretera que une ambas ciudades.
Fue además y con diferencia, la peor de todo el viaje, porque además de ser de un solo carril por sentido, estaba llena de obras por ser verano, y cuando no las había, teníamos radares de control de velocidad, que no dejaban superar los 90km/h, lo cual la convierte en una ratonera, puesto que no puedes adelantar ni a los camiones.

Tras llegar destrozado del tedioso camino hasta la segunda ciudad del país, nos encontramos con la típica ciudad universitaria, pequeñita y acogedora típica de cuento. Lo principal a visitar es su plaza principal (imag01), donde se pueden degustar algunos platos típicos de la cocina estona, que por entonces ya nos estaba ganando, y que al fin y a la postre del viaje, sería la que más auténtica y elaborada nos pareció de las tres Repúblicas Bálticas.

Además del paseo por el centro histórico de la ciudad y junto al cauce del río, el otro gran atractivo de la misma, es visitar los antiguos edificios de la Universidad (imag02), y sobretodo, subir a un montículo natural que preside la ciudad, y que está a pocos 15 min de la plaza principal.

El paseo se hace muy agradable, y arriba de la loma, a parte de descubrir bonitas vistas sobre la ciudad, encontramos una inmensa catedral semi derruida, cuya escala es preciosa. Esos muros de ladrillo naranja, y los contrafuertes que sostuvieron la más que probable bóveda gótica de arcos cruzados ojivales (imag0304) nos hace darnos más cuenta todavía de la historia tan interesante de la ciudad, y a la vez pensar en las influencias culturales que hubo por la zona. Algo que a partir de este punto aprenderemos por diferentes museos de Letonia, aunque este itinerario de aprendizaje empezó en Tallin, con la visita al curioso Museo de Rocca al Mare.
Está situado a las afueras de la capital, donde se muestran las casas típicas estonas, su forma de construcción, así como la tecnología que usaban para hacer mover los molinos durante todo el año. Sin duda, es un viaje que enseña muchas cosas, y sobretodo las diferencias entre cada uno de estos tres países, tan pequeños para Europa pero tan diferentes entre ellos.

27 octubre, 2015

Algunos detalles más de Tallin. Curiosidades.

Para cerrar nuestro paso por Tallinn quisiera hacer una entrada a modo de recuerdo de alguno de esos detalles que se quedan en la memoria de nuestro paso por allí. El primero y ya mencionado es el tipo de casa en el que nos alojamos por unos días, de esas típicas del norte de Europa, de madera y en una de las zonas más tranquilas y agradables de la ciudad (imag01).


La segunda, nuestro primer y mejor desayuno estonio, que nos permitió descubrir que allí también comen dumplings, que los quesos de todo tipo son un espectáculo, y sobretodo que nuestro amigo es un mago en la cocina, nos quitamos el sombrero ante tamaño desayuno que aún recuerdo en el paladar (imag02).


La tercera, como no, arquitectónica, uno de los pocos edificios modernos interesantes que vimos por allí en la zona antigua (imag03).


La cuarta y tiene que ver con lo mismo es la zona centro-industrial rehabilitada a zona de ocio y restaurantes cerca del casco antiguo y que con mucha modernidad y criterio ha revitalizado la vida de la ciudad (imag04).


La última es de nuevo del ojo de arquitecto, que descubrió este edificio moderno, que aunque feo, me dió una gran sorpresa estructural, ya que como se puede ver, todo el volumen se eleva sobre unas ramas de árbol (imag05) que realmente está formada por perfiles tubulares metálicos de formas muy variopintas y que de lejos parece mas una escultura con tuberias que los pilares de dicho inmueble.

21 octubre, 2015

La cárcel abandonada de Patarei en Tallinn (Estonia)

Pero si hay un lugar desasosegante, fantasmagórico, abandonado y visitable más siniestro aún que el Linnahall, ese no es otro que la antigua cárcel de Patarei, un edifico abandonado a toda prisa, entre cuyos muros podemos todavía sentir con estremecimiento lo que allí ocurrió. La entrada sólo cuesta 2 € y accedes bajo tu responsabilidad, puesto que no está preparado para el turismo, está todo dejado tal cual, se cerró en su momento, y ahora entre tenerla cerrada o dejar pasar a los curioso, decidieron lo segundo (imag01), y ciertamente es espectacular.

En la segunda imagen, vemos una maqueta a escala de la forma del edificio que era un antiguo cuartel y bateria costera del ejercito zarista del siglo XIX convertido posteriormente en cárcel, cuya forma de cuña frente a la costa expone las celdas al frio del mar báltico.

Y es por ello cuando uno la visita se estremece viendo las condiciones en las que se vivía allí, y el mejor ejemplo es el estado actual de total abandono del quirófano principal, pero no sólo eso, sino también las celdas (imag03) que las hay de muchos tipos y formas. Tanto las que miran al mar, como las que estan en e interior del patio que parecen más jaulas de animales, realmente estremecedor.

Por último, ver tantos documentos y elementos propios de la época soviética, como las máquinas de escribir, los libros e informes, y demás detalles (imag04) esparcidos y tirados por el suelo, como si de allí hubiesen salido los guardias a toda prisa, te transmite muy friamente lo que allí pudo ocurrir a finales de los 90 justo antes de independizarse Estonia. La cárcel está a escasos 10 min de paseo del Linnahall por la linea de costa hacia el Oeste.

19 octubre, 2015

Visitando la Tallinn más alternativa, la otra Estonia


Uno de los grandes descubrimientos de nuestro viaje fue conocer la versión más alternativa y diferente de la capital de Estonia, gracias a nuestro amigo que reside allí desde hace unos meses. Esto nos permitió conocer algunos de los sitios menos turísticos, aunque más visitados por los habitantes de Tallinn, lo cual le daba un encanto diferente a nuestra visita.
El primer lugar que fuimos a conocer en la soleada mañana de sábado fue Telliskivi, una zona de antiguas naves industriales rehabilitda para zona creativa, de diseñadores y donde los restaurantes con terrazas al exterior y al sol, proliferan cada fin de semana (imag0102). El ambiente es fantástico, tranquilo, relajado y con muchas pequeñas obras de arte de creativos locales, que las exponen a cualquiera que le interese.

Esta zona está situada al Oeste de la capital, una vez dejada atrás la estación de trenes de Tallinn, junto a la cual podemos encontrar un mercado local muy interesante para pasear, puesto que muchos de sus puestos, no sólo son de comida (imag03) dispuesta de formas bastante pintorescas pero habituales para ellos, sinoq ue también podemos encontrar puestos con reliquias sviéticas de la época en que esta era una de las repúblicas soviéticas más desarrolladas, ver alguno de esos juguetes  (imag04) y el ambiente de esas tiendas, es genial. Se nota cómo se mantiene ese aroma soviético que se va perdiendo poco a poco, ya que a medida que pasa el tiempo, los estonios quieren darle una nueva dimensión a su país, no en vano es el país de Europa con mejor conexión a internet del continente.

Por último en este post, y aunque es el lugar más cercano al centro histórico de la capital, fuimos a visitar uno de los edificios oviéticos más grandes de la ciudad y que más desasosiego provocan, el Linnahall, una megaestructura horizontal en forma de megabunker de hormigón abandonado y cerrado casi desde que se fueron los rusos, para evitar problemas y accidentes, donde a veces se realizan conciertos de manera clandestina (imag0506). El edificio tiene su cubierta (imag05) dirigida hacia el edificio desde el cual los espías soviéticos controlaban la ciudad y en particular a la gente que lo frecuentaba. Es un icono arquitectónico moderno en la ciudad, de nombre Hotel Viru y que hoy en día es el museo de la KGB de Tallin, el gran hermano que lo veía todo.

06 octubre, 2015

Tallinn, la capital medieval de los Bálticos

La capital de Estonia, fue la primera de las capitales Bálticas que visitamos, y por suerte fue una visita muy completa gracias a un amigo que vive allí, así que por tanto pudimos incluso vivir en una casa típica Estona, de esas de madera en uno de los barrios más céntricos y agradables de la ciudad, entre Raua y Kradiorg.



El mejor lugar por el que empezar a ver la ciudad para mi, es la parte alta, pasando por delante de la catedral ortodoxa, que ya publiqué en foto de Twitter (imag01) y de ahí a alguno de los miradores que hay desde lo alto y que nos muestran y orientan en una ciudad medieval que está como parada en el tiempo (imag0203). Ese es el atractivo que más partido le saca el país, ya que por todas partes en el centro histórico hay gente ataviada con ropa medieval actuando y dando ambiente a una ciudad muy bien conservada (imag04).


La plaza principal del Tallinn histórico (imag05) parece de cuento de hadas, y es el centro neurálgico del turismo, tanto que los bajos del ayuntamiento incluso tienen una especie de restaurante típico de comida estonia, donde se pueden degustar unas sopas calientes espectaculares de carne de ciervo.


Las puertas de la ciudad principalmente son dos y ambas son conocidas por sus nombres de pila, y que tienen que ver con la proporción de cada una de ellas, en este caso la de "Margarita La Gorda" (imag06), y que es la que nos lleva hacia el mar al norte de la ciudad y hacia uno de los lugares más curiosos y en estado de abandono de la ciudad, ruinas de su pasado soviético, pero de eso hablaré en otra entrada, donde contaré las partes de Tallinn más alternativas, que no son pocas, y las disfrutamos casi tanto como las turísticas.

01 octubre, 2015

Barcos de Helsinki a Tallinn

Es la manera más cómoda y diría que casi la única de cruzar de Finlandia a Estonia, ya que los aviones son escasos, y a un precio razonable no hay otro medio (descarto helicópteros). Hay varios tipos de barcos, desde los rápidos (supongo que tardan 45 min máximo) a los más lentos, que son grandes cruceros que hacen las travesías turísticas típicas de los Bálticos (imag01). Ese es el tipo de barco que escogimos para cruzar, puesto que sólo tarda dos horas desde Helsinki, y se puede comprar el billete fácilmente por internet, AQUI, en la web de la única compañia de este estilo que hace el trayecto, TALLINK. Cada billete por adulto sale a algo más de 30 € y los barcos salen del West Dock de Helsinki en la calle Tyynenmerenkatu. El barco tiene varias plantas de restaurantes y bares (imag02) y lo mejor para los locales es que además tiene un supermercado donde el alcohol no tiene tasas, ya que se abre cuando el barco está en aguas internacionales y se cierra antes de llegar (imag03) alli aprovecha todo el mundo para cargar de todo. Puesto que el trayecto es muy corto no se puede reservar camarote.

Anexo extra: Cuando nos planteamos este viaje, entraba en las posibilidades ir de Helsinki a San Petersburgo y de ahí bajar a Tallinn por tierra, pero es imposible por temas de visado en Rusia.
Resulta que a Rusia se entra mediante visado de turista que hay que pedir con mucha antelación, que es caro, que necesitas que el pasaporte tenga validez por más de 6 meses desde que pides la entrada y porque necesitas una invitación del hotel donde te quedas y mostrar todas las reservas de todos los días que estás en el país. Pero hay una excepción, y es que si entras en barco a Rusia, no necesitas visado para pasar máximo tres días en el país, siempre y cuando, salgas por el mismo puerto marítimo. Así que cualquier opción de llegada a Tallin para todo nuestro viaje quedaba fuera de toda opción ya que con eso se invierte mucho tiempo, y no teníamos demasiado, como ya he contado previamente. Esta mochila tendrá que dejar Rusia para mejor ocasión.