Debo reconocer que a mi llegada a Trujillo, ciudad de Pizarro tanto en España como en Perú, nunca hubiese imaginado lo que ocurrió, y es que yo iba con la intención de comparar la ciudad Extremeña con la Libertina, y de paso ver unas ruínas cercanas, opte primero por ver las ruinas, el Palacio de Tschudi en Chan Chan, capital de la civilización Chimú, que los Incas se encargaron de exterminar años antes de la llegada española, resulta que son unos palacios en barro y adobe junto al mar a no más de 500m de la costa, conservados gracias a alguna rehabilitación mínima, pero que transmiten una sensación increíble de poder, para esa poca, construcciones de 4 metros de alto, zigurats para los sacrificios, en la Huaca Esmeralda, y otras Huacas más cercanas, y muy cerca las playas de Huanchaco, con las embarcaciones de esa civilización conservadas por allí todavía. Quedé muy impresionado por una civilización nada conocida respecto de la Inca, y por ello recomiendo muchísimo la visita a Trujillo, porque eso si, resultó que la ciudad, para mi sorpresa también, me decepcionó sobretodo con una Plaza de Armas sin edificios representativos de interés, salvo el Rectorado de la Universidad y la Catedral, ya que a pesar de su dimensión el resto de edificaciones son más pobres, sólo la casa donde se proclamó la independencia peruana es digna de elogio, aun así, por lo anterior, Trujillo bien merece una visita!!
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