Llegamos con medio nocturnidad y alevosia, después de dejar atrás la sorprendente La Paz, nos alejamos por la parte Norte viendo atrás toda la autoconstrucción, las montañas nevadas, una visión que difícilmente olvidaré, todavía boquiabierto por la espectral visión del skyline de la ciudad, volví a la realidad con la subida de nuevos pasajeros al Van, donde ibamos, dos chicas de la Gol con las que comenté el reciente accidente del avión de su compañía y yo, para ese entonces los diferentes olores que se mezclaban en el ambiente nos decian que sí, estabamos pasando por El Alto, uno de los pueblos más pobres de Bolívia; empezaba a oscurecer y por fin distinguíamos la inmensa lámina de agua a nuestro lado, los reflejos de algunos pueblos alrededor y finalmente el paso a la otra orilla en barco con Van y todo, tras otros 30min de viaje llegamos a Copa, exhausto solo pude buscar el hostel recomendado y dormir hasta el día siguiente, al amanecer tenía un precioso patio ante mí, y una visión espectacular del pueblo, tiene la Iglesia de Nuestra Señora de Copacabana, a un par de calles del lago y es de una desproporción totalmente abrumadora, un pueblo pequeñísimo y una de las Catedrales mayores de Bolivia!!, paseo por el mercado, subida al Calvario desde dónde otear el horizonte, la Isla del Sol a mi frente, y atras una pequeña llanura limitada por escarpadas montañas, comí Pejerrey en el mercado, un pez del lago, y tras eso fuí a visitar los alrededores de la ciudad, pero esa ya es otra historia, el pueblo en sí, sorprendente, y el hecho de por fin ver el Lago Titicaca todavía mejor, por cierto, en quechua o aymara que son las dos lenguas de allí se escribe con doble K.
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