En mi visita a Manchester de la semana anterior, este fue uno de los edificios más interesantes que encontré, y lo digo así porque no sabía que era de Daniel Libeskind, el North IWM, de 1997. Tenía intención de ver toda la zona de los Quays, que es el puerto de Manchester (donde también se sitúa el estadio de fútbol), y allí está este museo, que desde fuera me gustó menos que por dentro.
Al acercarse uno desde el puente no se ve algo especialmente interesante salvo formas que te pueden recordar a su arquitectura de lejos(imag0102), es un edificio muy introvertido y cuya puerta principal está justo en la otra fachada, al exterior según describe el proyecto pretende mostrar los pedazos en los que se dividió el mundo durante la Guerra y como se han encajado unos con otros para formas este museo, de ahí que sean como piezas poco relacionadas de formas irregulares y sobretodo grandes cubiertas de superficies variadas(imag030405).
Pero la cosa cambia por dentro, su interior me gustó mucho, de unas dimensiones casi dramáticas, se amolda perfectamente a lo que exhibe, recuerdos de las dos guerras mundiales del ejército inglés y más cosas como aviones, bombas, coches, y todo en salas inmensas muy bien proporcionadas, con proyecciones en sus paredes e incluso muestras táctiles para niños con explicaciones hechas a medida. Tiene una torre que en altura y vacío recuerda un poco ala del museo judío, pero a esta si se puede subir con un ascensor y ver los alrededores. es un museo bastante ameno, y sobretodo muy bien proporcionado espacialmente y superficialmente en relación con lo que exhibe, detalle que en general en Inglaterra he echado de menos al visitar otros lugares. Así que sin duda es un buen lugar de Manchester donde pasar unas horas, puesto que lo poco que transmite por fuera, no tiene nada que ver con lo que enseña por dentro, que aunque sobrecogedor está muy bien tratado. Se llega a él mediante el tranvía de la ciudad, que vale 2 libras ida y vuelta, desde Picadilly Gardens a la parada de Harbour City que es la más cercana.
Al acercarse uno desde el puente no se ve algo especialmente interesante salvo formas que te pueden recordar a su arquitectura de lejos(imag0102), es un edificio muy introvertido y cuya puerta principal está justo en la otra fachada, al exterior según describe el proyecto pretende mostrar los pedazos en los que se dividió el mundo durante la Guerra y como se han encajado unos con otros para formas este museo, de ahí que sean como piezas poco relacionadas de formas irregulares y sobretodo grandes cubiertas de superficies variadas(imag030405).
Pero la cosa cambia por dentro, su interior me gustó mucho, de unas dimensiones casi dramáticas, se amolda perfectamente a lo que exhibe, recuerdos de las dos guerras mundiales del ejército inglés y más cosas como aviones, bombas, coches, y todo en salas inmensas muy bien proporcionadas, con proyecciones en sus paredes e incluso muestras táctiles para niños con explicaciones hechas a medida. Tiene una torre que en altura y vacío recuerda un poco ala del museo judío, pero a esta si se puede subir con un ascensor y ver los alrededores. es un museo bastante ameno, y sobretodo muy bien proporcionado espacialmente y superficialmente en relación con lo que exhibe, detalle que en general en Inglaterra he echado de menos al visitar otros lugares. Así que sin duda es un buen lugar de Manchester donde pasar unas horas, puesto que lo poco que transmite por fuera, no tiene nada que ver con lo que enseña por dentro, que aunque sobrecogedor está muy bien tratado. Se llega a él mediante el tranvía de la ciudad, que vale 2 libras ida y vuelta, desde Picadilly Gardens a la parada de Harbour City que es la más cercana.
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