Los jóvenes arquitectos que actúan hoy dia negocian constantemente con su externalidad. Siempre hay alguien más en la conversación, no pasan su vida frente al espejo narcisista de la disciplina.
Negociar es un acto de humildad, supone siempre reconocer al otro. Requiere el conocimiento cabal de las propias fuerzas pero también y ante todo de los propios límites.
Negociar supone siempre sacrificar algo y ganar algo, por eso es indispensable saber discernir qué es lo que no podemos perder.
La "negociación" no es la "participación".
Hablar de dar "participación" al usuario desnuda la arrogancia del arquitecto. No se trata de que el arquitecto conceda generosamente "participación" a alguien en algo que en realidad ya era suyo.
Todo lo contrario, más bien se trata de asumir que la arquitectura y el urbanismo tienen como motor energías que necesariamente son ajenas o a lo sumo compartidas.
Negociar significa entender a la arquitectura como un arte diferente, además de técnico y estético, esencialmente económico y político.
La negociación no es negociado, mucho menos transacción.
La negociación supone superar el autismo y el heroísmo estéril, como única forma de constituirnos en agentes generadores y promotores de los cambios.
Negociar significa intentar continuar y por eso es enteramente digno.
(Extracto de artículo de la Revista dEspacio02)
Negociar es un acto de humildad, supone siempre reconocer al otro. Requiere el conocimiento cabal de las propias fuerzas pero también y ante todo de los propios límites.
Negociar supone siempre sacrificar algo y ganar algo, por eso es indispensable saber discernir qué es lo que no podemos perder.
La "negociación" no es la "participación".
Hablar de dar "participación" al usuario desnuda la arrogancia del arquitecto. No se trata de que el arquitecto conceda generosamente "participación" a alguien en algo que en realidad ya era suyo.
Todo lo contrario, más bien se trata de asumir que la arquitectura y el urbanismo tienen como motor energías que necesariamente son ajenas o a lo sumo compartidas.
Negociar significa entender a la arquitectura como un arte diferente, además de técnico y estético, esencialmente económico y político.
La negociación no es negociado, mucho menos transacción.
La negociación supone superar el autismo y el heroísmo estéril, como única forma de constituirnos en agentes generadores y promotores de los cambios.
Negociar significa intentar continuar y por eso es enteramente digno.
(Extracto de artículo de la Revista dEspacio02)
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