En mi reciente visita a España pude por fin acercarme a ver una ciudad que aún me faltaba por descubrir, y no está nada lejos de Madrid, Ávila. Lo más llamativo de la ciudad, como es lógico es el maravilloso estado de conservación de su muralla, muy conocida por cualquiera, y que además descubrí que es visitable en todo su perímetro, info AQUI.
Pero lo que quería era descubrir la ciudad antigua, no sabía si tenía muchos edificios de interés o sólo la Catedral y algo más, y al llegar a la puerta de San Vicente me encontré un mapa (imag01) con todos los edificios marcados que me sorprendió positivamente.
Todo el interior está plagado por muchos más edificios de los que esperaba, e incluso por fuera, frente a esta misma puerta está la alucinante Basílica de San Vicente (imag02), cuyo campanario llama mucho la atención por parecer inacabado. Una vez dentro de la ciudad fortificada, cómo no la Catedral (imag03) cuyo campanario tampoco es especialmente esbelto, y debe haber alguna razón.
Además el mapa daba la posibilidad de hacer un interesante recorrido por los principales palacios, y es increíble la cantidad de edificios diferentes para una ciudad tan pequeña, algunos de los que más me sorprendieron fueron el Palacio de Polentinos (imag04), de libre acceso a su patio interior y en conjunto de la Plaza de la Santa, que es de una escala fascinante y con un juego de fachadas simetricas y asimetrícas de lujo. La plaza de Santa Teresa (ya fuera de la muralla) justo detrás de la catedral y otros espacios abiertos del interior de la muralla, me sorprendieron por la perfección con que está tratado.
No sólo no decepcionó la visita sino que además me sorprendió muy positivamente, así como su comida típica digna de degustación y que por todo el centro se huele mientras paseas, y que merece ser degustada.
Pero lo que quería era descubrir la ciudad antigua, no sabía si tenía muchos edificios de interés o sólo la Catedral y algo más, y al llegar a la puerta de San Vicente me encontré un mapa (imag01) con todos los edificios marcados que me sorprendió positivamente.
Todo el interior está plagado por muchos más edificios de los que esperaba, e incluso por fuera, frente a esta misma puerta está la alucinante Basílica de San Vicente (imag02), cuyo campanario llama mucho la atención por parecer inacabado. Una vez dentro de la ciudad fortificada, cómo no la Catedral (imag03) cuyo campanario tampoco es especialmente esbelto, y debe haber alguna razón.
Además el mapa daba la posibilidad de hacer un interesante recorrido por los principales palacios, y es increíble la cantidad de edificios diferentes para una ciudad tan pequeña, algunos de los que más me sorprendieron fueron el Palacio de Polentinos (imag04), de libre acceso a su patio interior y en conjunto de la Plaza de la Santa, que es de una escala fascinante y con un juego de fachadas simetricas y asimetrícas de lujo. La plaza de Santa Teresa (ya fuera de la muralla) justo detrás de la catedral y otros espacios abiertos del interior de la muralla, me sorprendieron por la perfección con que está tratado.
No sólo no decepcionó la visita sino que además me sorprendió muy positivamente, así como su comida típica digna de degustación y que por todo el centro se huele mientras paseas, y que merece ser degustada.
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