Finalmente y pensaba que nunca lo iba a escribir en este blog, el puente de Calatrava en Venecia ha sido terminado y he podido visitarlo esta semana en un nuevo paso por esa maravillosa ciudad(imag01). Tras el gran seguimiento hecho por este blog, en esta entrada inicial, y las posteriores, aqui, aqui, aqui, y aquí, hoy por fin me congratulo en anunciar que lo he cruzado, pisado y admirado. Y digo esto último porque me he llevado una buena impresión del puente en ciertos aspectos que comento:
-Estético(imag02), me ha gustado la capacidad de mimesis con el alrededor, quizás por el paso de tantos años construyéndose tan despacio, que la vista ya estaba acostumbrada a ello, pero la realidad es que ese color rojo Venecia(imag03), unido a lo tendido que es y a lo poco que se muestra en el paisaje al contrario que tantos otros puentes del mismo autor, hace que su inserción sea casi una consecuencia del paisaje y no una fractura del mismo.
Y ahora lo menos bueno:
-Detalle, desgraciadamente este es un aspecto dejado de la mano de dios, se nota que al final y tras tantos años, se ha querido terminar lo más rápido posible, y algunos detalles que se notan como muy pensados en proyecto han sido terminados de forma poco elegante, como muchas juntas de cristal o las barandillas.
-Formalización, la gran crítica que recibe el puente, parece ser, es que los escalones (imag04) cambian de tamaño y por eso la gente tropieza, esta afirmación es propia de alguien que no conoce Venecia, puesto que muchos puentes importantes en Venecia tienen el mismo problema, la diferencia con este es que al ser tan tendido en la parte más alta parece tan plano que todos ponen más atención en mirar Venecia que en pensar que hay un escalón, aunque bien es cierto que el cambio de color típico en cada peldaño en el centro del puente no se produce, lo cual es un error gravísimo. Otro error asumido por el proyecto ha sido poner tanto cristal en el suelo, supuestamente tan bueno, a través del cual, finalmente, no se puede ver nada puesto que ha sido tratado para no resbalarse, otro de los grandes estigmas de algunos puentes peatonales de Calatrava.
En resumen, me doy cuenta que son muchas las cosas negativas, respecto de unas positivas que prácticamente le venían impuestas con el encargo, como era el color o la no exageración formal en un lugar como este, pero lo cierto, es que al final ha costado tanto de realizarse que lo damos todo por bueno, y parece que pesan más en el subconsciente las cosas bonitas que te da el puente que no las malas, aunque supongo que no pensará lo mismo la señora que cayó al lado mío justo cuando cruzaba el puente por primera vez.
-Estético(imag02), me ha gustado la capacidad de mimesis con el alrededor, quizás por el paso de tantos años construyéndose tan despacio, que la vista ya estaba acostumbrada a ello, pero la realidad es que ese color rojo Venecia(imag03), unido a lo tendido que es y a lo poco que se muestra en el paisaje al contrario que tantos otros puentes del mismo autor, hace que su inserción sea casi una consecuencia del paisaje y no una fractura del mismo.
Y ahora lo menos bueno:
-Detalle, desgraciadamente este es un aspecto dejado de la mano de dios, se nota que al final y tras tantos años, se ha querido terminar lo más rápido posible, y algunos detalles que se notan como muy pensados en proyecto han sido terminados de forma poco elegante, como muchas juntas de cristal o las barandillas.
-Formalización, la gran crítica que recibe el puente, parece ser, es que los escalones (imag04) cambian de tamaño y por eso la gente tropieza, esta afirmación es propia de alguien que no conoce Venecia, puesto que muchos puentes importantes en Venecia tienen el mismo problema, la diferencia con este es que al ser tan tendido en la parte más alta parece tan plano que todos ponen más atención en mirar Venecia que en pensar que hay un escalón, aunque bien es cierto que el cambio de color típico en cada peldaño en el centro del puente no se produce, lo cual es un error gravísimo. Otro error asumido por el proyecto ha sido poner tanto cristal en el suelo, supuestamente tan bueno, a través del cual, finalmente, no se puede ver nada puesto que ha sido tratado para no resbalarse, otro de los grandes estigmas de algunos puentes peatonales de Calatrava.
En resumen, me doy cuenta que son muchas las cosas negativas, respecto de unas positivas que prácticamente le venían impuestas con el encargo, como era el color o la no exageración formal en un lugar como este, pero lo cierto, es que al final ha costado tanto de realizarse que lo damos todo por bueno, y parece que pesan más en el subconsciente las cosas bonitas que te da el puente que no las malas, aunque supongo que no pensará lo mismo la señora que cayó al lado mío justo cuando cruzaba el puente por primera vez.
1 comentario:
Bueno,Dziga, pues al fin lo vi, y no precisamente acabado. Tenía uno de los lados cubierto con unas lonas que escondían un andamio adosado. Los peldaños me parecieron todos macizos ¿o es que como había llovido hacía poco los habían tapado? ¡Un saludo!.
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