No hace demasiado tiempo pude por fin hacer mi primera escapada de fin de semana fuera de Shanghai, y puesto que el verano esta siendo duro, decidimos Playa, algo complicado en China. Para conseguirlo tuvimos que irnos hasta esta isla cercana a Shanghai, lugar de peregrinación budista y que nos ofrecía las tres cosas que andábamos buscando: tranquilidad, playas y algo de cultura budista para completar.
Ciertamente es un muy buen destino para un fin de semana de tres días en verano. Desde Shanghai el viaje dura no más de 6 horas, y una vez uno llega allí se encuentra sorprendido por encontrar una isla donde se conjuga todo lo que un extranjero busca (en China, en verano y a priori) y por la ecotasa de entrada de 160rmb. No hay demasiados turistas foráneos, podemos encontrar las playas de los Cien y Mil pasos (imag01) donde pasar unas horas y relajar bañándonos en aguas marrones por el sedimento del río Yangtse entre otros, y que para ellos son amarillas (…!). Además nos ofrece la posibilidad de ir a muchos de sus templos, gracias a una muy buena red de transporte con furgonetas que cuestan 4 rmb de media y que te dejan a la puerta de todos los lugares de interés, desde Templos en lugares imposibles (imag02), templos perdidos en la montaña muy apartados y en uso (imag03), hasta templos inmensos en pleno proceso de construcción (imag04), además una estatua gigantesca de un buda se alza en la parte Sur de la isla y nos saluda a nuestra llegada al destino (imag05), es sobrecogedor al visitarla por su inmensa escala. Lo particular de la isla es que no tiene casi coches salvo las furgonetas de hoteles y transporte público, que todos se mueven en bicicletas y que por la noche se corta todo (19h aprox) por tanto a uno sólo le queda a partir de entonces cenar, relajar y disfrutar de la oscuridad de la naturaleza imposible de abarcar en Shanghai casi ninguna noche.
Destino altamente recomendable como digo.
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