Este podría ser uno de los edificios de Koolhaas (OMA)que mayores sorpresas me ha dado para bien, el Educatorium no se podía ver tan bien como esperaba, el cine en Almere sólo entrando a ver una película, y la Embajada Holandesa en Berlín por razones obvias tampoco, el caso es que no esperaba menos de este edificio, la Casa da Musica, y cual no fue nuestra sorpresa cuando nos encontramos que además de los horarios para visitas guiadas, el acceso es completamente libre y a cualquier hora por parte de cualquiera, el edificio está completamente abierto al publico siempre, y supongo que se debe a una política de acercamiento al ciudadano por parte de la Filarmónica de Oporto, porque una semana después visité aquí en España el Auditorio y Palacio de Congresos de Castellón(del que también hablaré) y si no marcaba previamente un horario y llevaba a alguien como guía era imposible verlo! Es una pena que edificios culturales no tengan este libre acceso!.
Pero volviendo a lo interesante de la Casa da Música, la sala principal, a la que se accede desde casi el segundo piso es una maravilla a la vista en un día soleado como el que tuvimos nosotros(imag01), las supuestas ventanas que dejan ver la ciudad, son unos espectaculares lucernarios que iluminan un espacio decorado de forma moderna pero con el contraste de un órgano fantástico, los detalles de numeración de asientos, los materiales y la austeridad de los palcos son interesantes, así como el elemento sobre el que se coloca toda la iluminación, que a modo de ameba cuelga sobre los músicos. Pero una de las mejores sorpresas es el acceso y hall principal (imag02) con una inmensa escalera en triple altura en un espacio vacío que sobrecoge al verlo, con vigas inclinadas que aparecen y desaparecen entre sus paredes como ese mítico pasillo del museo judío de Berlín de Libeskind. Los espacios intersticiales así como los baños de todo el edificio están decorados muy a la holandesa, de una forma un tanto psicodélica a veces, como tanto gusta a Koolhaas(imag03) en este caso es una de las zonas de bares atrás de la sala principal, de los que hay varios repartidos en distintas zonas del edificio. Posteriormente continuando con la visita nos encontramos con diversas salas para usos polivalentes de la misma índole psicodélica decorada de diversas maneras, con diferentes tipos de cerámicas y colores (imag04), esta es una de ellas, a la que se accede desde una escalera mecánica que viene de otra sala no menos curiosa donde hay diferentes tipos de composiciones musicales interactivas. La otra sala principal del edificio es para conciertos de cámara, mucho más pequeña, unas 200 personas o 300, y es mucho más austera, de tonos rojos y que da indirectamente a la principal, de nuevo entre ambas se van abriendo más espacios intersticiales de usos diversos de cierto interés tanto por materiales, como por luces, como como por lo curioso de su posición; cuando finalmente se acaba la visita recuerdas que el patio tan llamativo que se ve en la ultima planta no lo has podido visitar, debido a que forma parte del restaurante de la última planta, uno de los sitios mas Fashion de Oporto, se trata del Kool Restaurant (imag05), un sitio donde vale la pena darse el gusto de cenar una noche, porque está espectacular, con ciertos tintes de Naranja Mecánica de Kubrik y porque llama la atención estar en lo más alto de un edificio como ese y no tener ni una sola ventana como mirador, sólo cuando uno sale a ese patio-balcón (imag06) tiene una vista espectacular de la ciudad, para poder cenar conviene reservar, y esta abierto aunque no haya conciertos, lo cual es interesante para ver el edificio sin el uso habitual, a pesar de que la manera de acceder al mismo es demasiado parcial, puesto que se depende de la memoria de los ascensores para que nadie pueda colarse en el edificio.
Pero volviendo a lo interesante de la Casa da Música, la sala principal, a la que se accede desde casi el segundo piso es una maravilla a la vista en un día soleado como el que tuvimos nosotros(imag01), las supuestas ventanas que dejan ver la ciudad, son unos espectaculares lucernarios que iluminan un espacio decorado de forma moderna pero con el contraste de un órgano fantástico, los detalles de numeración de asientos, los materiales y la austeridad de los palcos son interesantes, así como el elemento sobre el que se coloca toda la iluminación, que a modo de ameba cuelga sobre los músicos. Pero una de las mejores sorpresas es el acceso y hall principal (imag02) con una inmensa escalera en triple altura en un espacio vacío que sobrecoge al verlo, con vigas inclinadas que aparecen y desaparecen entre sus paredes como ese mítico pasillo del museo judío de Berlín de Libeskind. Los espacios intersticiales así como los baños de todo el edificio están decorados muy a la holandesa, de una forma un tanto psicodélica a veces, como tanto gusta a Koolhaas(imag03) en este caso es una de las zonas de bares atrás de la sala principal, de los que hay varios repartidos en distintas zonas del edificio. Posteriormente continuando con la visita nos encontramos con diversas salas para usos polivalentes de la misma índole psicodélica decorada de diversas maneras, con diferentes tipos de cerámicas y colores (imag04), esta es una de ellas, a la que se accede desde una escalera mecánica que viene de otra sala no menos curiosa donde hay diferentes tipos de composiciones musicales interactivas. La otra sala principal del edificio es para conciertos de cámara, mucho más pequeña, unas 200 personas o 300, y es mucho más austera, de tonos rojos y que da indirectamente a la principal, de nuevo entre ambas se van abriendo más espacios intersticiales de usos diversos de cierto interés tanto por materiales, como por luces, como como por lo curioso de su posición; cuando finalmente se acaba la visita recuerdas que el patio tan llamativo que se ve en la ultima planta no lo has podido visitar, debido a que forma parte del restaurante de la última planta, uno de los sitios mas Fashion de Oporto, se trata del Kool Restaurant (imag05), un sitio donde vale la pena darse el gusto de cenar una noche, porque está espectacular, con ciertos tintes de Naranja Mecánica de Kubrik y porque llama la atención estar en lo más alto de un edificio como ese y no tener ni una sola ventana como mirador, sólo cuando uno sale a ese patio-balcón (imag06) tiene una vista espectacular de la ciudad, para poder cenar conviene reservar, y esta abierto aunque no haya conciertos, lo cual es interesante para ver el edificio sin el uso habitual, a pesar de que la manera de acceder al mismo es demasiado parcial, puesto que se depende de la memoria de los ascensores para que nadie pueda colarse en el edificio.
3 comentarios:
que decir...cuando visitamos la casa de musica con Susana nos quedo un gustillo amargo. A mi personalmente me gustó mucho la sala principal, la forma exterior del edificio, y no mucho más... o mejor dicho, el resto me pareció malo. Las salitas laterales son espacios residuales, revestidos con mal gusto. El restaurante sin ventanas es más un resultado de la fachada y volumetría exterior que una decisión tomada...y uno se lamenta que no tenga vistas... la plaza exterior es también muy triste, un espacio que solo pueden usar skaters, y que le es negado a la ciudad como espacio público, que es además algo recurrente en los proyectos del Holandés (¿será porque en Holanda los espacios publicos casi no existen?)... Te invito de paso a que te sumes a http://rba.suju.eu la web social de la Red de Blogs de Arquitectura. Quizás allí podamos seguir el tema.
saludos
Pues a mi me parece interesante...
A mi me parece un edificio muy a la holandesa para lo bueno y lo malo. Lo del restaurante yo entiendo que es una intención, y lo de la plaza exterior, pues no estoy del todo de acuerdo, lo que pasa es que los espacios públicos en Oporto se usan menos que en España por la lluvia igual que en Holanda. En cuanto a la red de blogs, ya formo parte de ella...
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