16 noviembre, 2017

Visitar Gerasa, ruinas romanas al Norte de Jordania

Lo primero que hicimos al llegar al aeropuerto, y una vez pasada la aduana, fue alquilarnos un coche para los 6 días que íbamos a estar en Jordania, y fue una gran idea. Nuestro bebé duerme muy bien en el coche, por tanto, las visitas debían plantearse de manera que pasaramos en desplazamientos los momentos del día en que podía dormir, y cuando estaba despierto o comiendo, estaríamos visitando algo.
Asi que en nuestro primer día en Amman, en vez de visitar la capital nos fuimos a media mañana de viaje a hora y media, para visitar Gerasa (imag01), una ciudad al Norte del país donde podemos encontrar de las más increíbles ruinas romanas, que nada pueden envidiar a las de Mérida en España, por ejemplo.

Están situadas a tan sólo 50 a 80 km de la frontera con Siria, el trayecto en coche con GPS fue bastante normal y fácil, y fue simple encontrar el lugar puesto que la ciudad no es muy grande, y la antigua Gerasa está muy bien conservada. Lo que más llama la atención al acercarse es el gran arco de acceso al recinto, muy bien conservado (imag02), pero uno no se hace una idea de lo que es aquello, hasta que se asoma a la gran plaza ovalada principal, y se percata de las dimensiones de la ciudad! (imag03). Se paga una cantidad simbólica de 10 JOD por entrar al recinto.

Sencillamente impresionante, y parece mentira que un lugar así no se de a conocer aún más. Tanto la plaza como muchas de sus calles (el Cardo y Decumano) aún trazadas en el terreno, están pavimentadas, los teatros Norte y Sur, se conservan aún en muy buen estado, así como la pista del hipódromo, o las plantas de las iglesias y templos que asombran por su escala. Visitarla por completo y con tranquilidad lleva como mínimo 4 horas, y se puede visitar perfectamente con el bebe en la mochila, ya que con un carro se haría todo más difícil.

Merece mucho la pena ver detenidamente el Templo de Zeus y la Catedral, así como la plaza Tetrapylon, pero lo mejor es la tranquilidad que se respira al visitar estas ruinas romanas.

Darse cuenta que para las gentes de esta ciudad, pasear por estas ruinas es como hacerlo por un paseo marítimo, que sus amplias calzadas romanas son el espacio público que siguen disfrutando hoy en día, y que las familias se juntan allí a verse. El pasado es para ellos parte del presente, y por tanto, no te sientes como un turista al visitarlo sino como parte de la ciudad.

Al ponerse el sol, vuelta a la capital con algo de atasco pero sin mayor novedad, por suerte nuestro hotel estaba a las afueras de la ciudad por la zona norte, y era fácil llegar sin complicarnos demasiado. Al día siguiente nos tocaba la jornada más larga de las vacaciones, y nos íbamos a dirigir al sur del país.

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