Sin duda alguna, el mejor de los descubrimientos por parte de este viajero en el norte de la isla de tenerife, fue la visita a La Orotava, de lejos una de las poblaciones más bonitas que haya visto últimamente. No sólo por su localización alejada de la costa pero en una privilegiada pendiente para poder ver los barcos que llegaban a la isla, sino también por el tipo de arquitectura tradicional que la saltea.
Por un lado están las casas señoriales elevadas sobre grandes y esbletos pilotes de madera natural, algo muy sorprendente (imag01), pero también por los grandes balcones de madera tradicionales canarios que se pueden encontrar en las mayores casas señoriales de la isla (imag02).
Puesto que la población estuvo formada por los más acaudalados habitantes de la zona, muchas de sus casas parecen sacadas de cuentos de hadas, pero la construcción que más sorprende es su iglesia, la Iglesia de la Concepción, con un diseño que recuerda a la de Florencia (su cúpula en miniatura) y que es uno de los mejores ejemplos de barroco canario del mundo (imag03), que además está construída con roca volcánica, de ahí que su fachada sea tan iscura o aparentemente negra.
Gracias a este tipo de edificios uno puede pensar que la ciudad vivió una época dorada en esos siglos, pero a medida que se la sigue recorriendo encotramos otros edificios ya en hormigón y de principios de siglo XX que siguen manteniendo ese caracter tan pintoresco y que da buena idea de la relevancia de esta población (imag04).
Y no contento con ello, tras el paseo completo viendo gran número de plantas, flores y árboles autóctonos como el Drago Milenario, que tan bien se conservan en esta población privilegiada, incluso pude comprobar que hoy en día siguen construyendo edificios modernos de tanta relevancia como antaño. A lo lejos pude divisar este edificio en hormigón visto, el Instituto Rafael Arozarena, que como no podía ser de otra manera, lo construyó en su momento el estudio AMP, del que ya he hablado en una entrada anterior. Llama mucho la atención el uso de pigmentos de colores en sus fachadas. Me pareció de una sensibilidad y calidad dignos de mención (imag05), lo que fue una pena fue no poder acercarme a ver esas fachadas.
Por un lado están las casas señoriales elevadas sobre grandes y esbletos pilotes de madera natural, algo muy sorprendente (imag01), pero también por los grandes balcones de madera tradicionales canarios que se pueden encontrar en las mayores casas señoriales de la isla (imag02).
Puesto que la población estuvo formada por los más acaudalados habitantes de la zona, muchas de sus casas parecen sacadas de cuentos de hadas, pero la construcción que más sorprende es su iglesia, la Iglesia de la Concepción, con un diseño que recuerda a la de Florencia (su cúpula en miniatura) y que es uno de los mejores ejemplos de barroco canario del mundo (imag03), que además está construída con roca volcánica, de ahí que su fachada sea tan iscura o aparentemente negra.
Gracias a este tipo de edificios uno puede pensar que la ciudad vivió una época dorada en esos siglos, pero a medida que se la sigue recorriendo encotramos otros edificios ya en hormigón y de principios de siglo XX que siguen manteniendo ese caracter tan pintoresco y que da buena idea de la relevancia de esta población (imag04).
Y no contento con ello, tras el paseo completo viendo gran número de plantas, flores y árboles autóctonos como el Drago Milenario, que tan bien se conservan en esta población privilegiada, incluso pude comprobar que hoy en día siguen construyendo edificios modernos de tanta relevancia como antaño. A lo lejos pude divisar este edificio en hormigón visto, el Instituto Rafael Arozarena, que como no podía ser de otra manera, lo construyó en su momento el estudio AMP, del que ya he hablado en una entrada anterior. Llama mucho la atención el uso de pigmentos de colores en sus fachadas. Me pareció de una sensibilidad y calidad dignos de mención (imag05), lo que fue una pena fue no poder acercarme a ver esas fachadas.
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