Este es el mayor evento deportivo anual de la ciudad de Hong Kong al que llegan visitantes desde todos los lugares del mundo, pero principalmente desde Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Inglaterra y resto de países con gran representación en el mundo del rugby.
Con todo y con ello, como el año anterior, España también estaba representada, ya que desde hace unos años el formato "Sevens Hong Kong" se ha ampliado a más participantes por evento, eso no ha evitado que el ganador continuo haya sido siempre Nueva Zelanda, hasta que este año en la final Fiji se impuso contra todo pronóstico.
Pero además del deporte en sí, lo más bonito del evento es el ambiente que se vive cada año (imag010203), y sobretodo si como en 2015 el clima acompaña. Los cánticos de la gente, el buen rollo, y el que el 80% del público acude disfrazado a las gradas, lo convierten en un evento increíble que hay que ver si o si. Lo raro del asunto es que las entradas sólo se pueden conseguir de manera legal fuera de Hong Kong, adquiriendo paquetes turisticos de vuelo+entrada, y para los que vivimos allí la única manera posible es conseguirlas el mismo día en la reventa que hay en los aledaños del estadio, pagando unos 300HKD por pasar un día entero de los tres que dura todo el evento.
Este año por ejemplo, uno de los afortunados en el estadio debido a ese ambiente festivo, fue este niño vestido de tiburón que estaba casualmente a mi lado, ya que participó a traves de la FanCam en una de las más graciosas competiciones de baile con otra persona anónima del estadio. Fue espectacular el "bailoteo" que se marcó varias veces.
Con todo y con ello, como el año anterior, España también estaba representada, ya que desde hace unos años el formato "Sevens Hong Kong" se ha ampliado a más participantes por evento, eso no ha evitado que el ganador continuo haya sido siempre Nueva Zelanda, hasta que este año en la final Fiji se impuso contra todo pronóstico.
Pero además del deporte en sí, lo más bonito del evento es el ambiente que se vive cada año (imag010203), y sobretodo si como en 2015 el clima acompaña. Los cánticos de la gente, el buen rollo, y el que el 80% del público acude disfrazado a las gradas, lo convierten en un evento increíble que hay que ver si o si. Lo raro del asunto es que las entradas sólo se pueden conseguir de manera legal fuera de Hong Kong, adquiriendo paquetes turisticos de vuelo+entrada, y para los que vivimos allí la única manera posible es conseguirlas el mismo día en la reventa que hay en los aledaños del estadio, pagando unos 300HKD por pasar un día entero de los tres que dura todo el evento.
Este año por ejemplo, uno de los afortunados en el estadio debido a ese ambiente festivo, fue este niño vestido de tiburón que estaba casualmente a mi lado, ya que participó a traves de la FanCam en una de las más graciosas competiciones de baile con otra persona anónima del estadio. Fue espectacular el "bailoteo" que se marcó varias veces.
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