El optimismo es una actitud vital. No es positivismo, ni ingenuo voluntarismo. Es una predisposición favorable a conocer lo que vendrá. No habla de que la historia avance necesariamente en un sentido positivo, sino que tiene que ver con pensar que, más allá de esto, cada uno construye con mínimas decisiones su propia historia, microhistorias de gentes, personas, arquitectos y arquitecturas cuyas sumatorias delinean el sentido de las épocas y las generaciones.
Para los arquitectos que actúan hoy día el optimismo es una actitud sencilla, humilde, de disfrute, de íntimo sentimiento.
(Extracto de la revista dEspacio02)
Para los arquitectos que actúan hoy día el optimismo es una actitud sencilla, humilde, de disfrute, de íntimo sentimiento.
(Extracto de la revista dEspacio02)
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