Seis días en el Amazonas

Abandoné Iquitos desde el puerto, o el pseudopuerto de pasajeros a las 6 de la mañana en una embarcación rápida que me llevaría hasta la frontera en unas 9 ó 10 horas, el amanecer en el Río tiene algunos detalles preciosos, aunque como siempre en un lugar así puede verse truncado por la inmensa lluvia que nos cayó, por el camino, cada dos horas, nuestra lancha paraba en los pueblecitos que junto al Amazonas persisten el paso del tiempo y se niegan a la tecnología actual, en mi barco iba el periódico del día que llega cuando el barco sale, ahí empecé a conocer algunas cosas del Río gracias al conductor de la lancha, así cómo el funcionamiento de la policía en un lugar como este. Finalmente llegamos a Santa Rosa, la ciudad fronteriza de Perú, mi miedo era tener que esperar allí demasiadas horas antes de partir, por suerte, al otro lado del Río estaba el barco que partiría supuestamente al día siguiente hacia Manaus. Hicimos los papeles de salida y enseguida cruzamos a Tabatinga, ya Brasil, ... la mala noticia, el barco tardaba 4 días en llegar a Manaus pero todavía dos en partir porque había elecciones generales en Brasil. Así que no quedó otra que armarse de paciencia, colgar mi hamaca y dejar pasar el tiempo, visité un poco Tabatinga y crucé a Leticia, al otro lado de la frontera en Colombia, donde degusté una cervecita del país, las horas pasaban aunque despacio irremediablemente, así que finalmente el domingo a las 15h zarpó el barco con más de 200 pasajeros a bordo. Fueron 4 días de conocer a mucha gente, de mucha entrada y salida de pasajeros y mercancías, momentos para el recuerdo, las parrilladas de pescado con algunos tripulantes y pasajeros en la terraza de arriba, comiendo pescados del Río, y el día en que cargamos unos 580 Pirarucús, que son la especie de pescado más grande del planeta en agua dulce, unas bestias de 3 metros de largo y entre 50 y 70kg, y que tardaron 4 horas en meter en bodegas entre más de 10 hombres(imag3), los días pasaban mejor de lo esperado, de vez en cuando avistábamos algún delfín de agua dulce, la naturaleza nos rodeaba inmensamente, y la sensación de tranquilidad es extrema, aunque siempre comiendo lo mismo y en el horario del astro rey, o sea, desayuno a las 4.45, comida a las 11.15 y cena a las 17h!!. Finalmente y tras 4 días, no sin sufrir una gran tormenta que duró todo el día anterior, en la madrugada del miércoles al jueves llegamos a Manaus, fue un viaje mucho mejor de lo esperado, y digno de ser repetido, y obviamente muy recomendable para cualquier viajero habitual.