Galardonado con más de siete premios internacionales y con el honor de ser el mejor edificio de Escocia, a mi llegada a Edimburgo sabía que debía visitarlo concienzudamente. Se trata de un proyecto de EMBT, ganado en concurso en 1998 y realizado hasta 2004.
Pero no es un proyecto cualquiera(imag01), se trata de la Opera Prima y obra póstuma de uno de los mejores arquitectos españoles del siglo XX, Don Enric Miralles, que falleció realizando cada detalle de este proyecto a causa de un cáncer que ya conocía mientras viajaba a Edimburgo a dejar su personalísima impronta en un edificio que parece susurrar su nombre en cada muro de hormigón, en cada elemento significativo.
Minuciosamente detallado por él mismo hasta la locura, cuando uno empieza a pasear por el interior de esta maravilla arquitectónica se siente muy cerca del lápiz de Miralles, se percibe esa libertad de dibujo que tenía, esa visión tridimensional sobrecogedora, ese don de ver en el detalle lo más importante del proyecto, porque cada detalle hace un edificio, y en este están todos cuidados, pasamanos, sillas, muebles, ambones, escaños de diputados, alfombras y hasta cada encofrado visto de hormigón, gracias Miralles por regalarnos todo esto en un solo edificio!
El exterior del mismo tiene en cada fachada una respuesta sobrecogedora, por una de ellas sus croquis de la ciudad en el hormigón(imag02), en cada ventana la simplificación del mapa de Escocia, en la Este los ventanales-miradores para los diputados y senadores(imag03), tan típicos en los castillos escoceses pero reinterpretados magistralmente por Miralles, en la fachada principal un acceso claramente marcado por una marquesina de hormigón inmensa (imag04), unos alrededores preciosos con una trama de jardines muy al estilo de Miralles, la escala lejana muestra un edificio compacto pero diverso que se expande por un territorio que no parece tener fin(imag01).
Al interior, todo diseñado por Miralles, el hall de acceso es una concatenación de bóvedas de hormigón visto con la cruz escocesa en relieve(imag05), unas bóvedas que dirigen hacia la dirección que Enric nos quiere mostrar, el patio central del edificio que solo se puede visitar con la guía es alucinante, y la sala parlamentaria principal abrumadora(imag06), es una pena no poder ver algunos de los despachos, y que la visita se quede tan corta, pero bien merece la pena pasarse por esta joya de la arquitectura española en el extranjero, porque de ahí se pueden aprender muchas lecciones de arquitectura de la buena, si Edimburgo merece la pena ya por sí sola, con este edificio incluido en su paisaje, pasa a ser una ciudad imprescindible en la formación del arquitecto. Muchas gracias Enric!.
Pero no es un proyecto cualquiera(imag01), se trata de la Opera Prima y obra póstuma de uno de los mejores arquitectos españoles del siglo XX, Don Enric Miralles, que falleció realizando cada detalle de este proyecto a causa de un cáncer que ya conocía mientras viajaba a Edimburgo a dejar su personalísima impronta en un edificio que parece susurrar su nombre en cada muro de hormigón, en cada elemento significativo.
Minuciosamente detallado por él mismo hasta la locura, cuando uno empieza a pasear por el interior de esta maravilla arquitectónica se siente muy cerca del lápiz de Miralles, se percibe esa libertad de dibujo que tenía, esa visión tridimensional sobrecogedora, ese don de ver en el detalle lo más importante del proyecto, porque cada detalle hace un edificio, y en este están todos cuidados, pasamanos, sillas, muebles, ambones, escaños de diputados, alfombras y hasta cada encofrado visto de hormigón, gracias Miralles por regalarnos todo esto en un solo edificio!
El exterior del mismo tiene en cada fachada una respuesta sobrecogedora, por una de ellas sus croquis de la ciudad en el hormigón(imag02), en cada ventana la simplificación del mapa de Escocia, en la Este los ventanales-miradores para los diputados y senadores(imag03), tan típicos en los castillos escoceses pero reinterpretados magistralmente por Miralles, en la fachada principal un acceso claramente marcado por una marquesina de hormigón inmensa (imag04), unos alrededores preciosos con una trama de jardines muy al estilo de Miralles, la escala lejana muestra un edificio compacto pero diverso que se expande por un territorio que no parece tener fin(imag01).
Al interior, todo diseñado por Miralles, el hall de acceso es una concatenación de bóvedas de hormigón visto con la cruz escocesa en relieve(imag05), unas bóvedas que dirigen hacia la dirección que Enric nos quiere mostrar, el patio central del edificio que solo se puede visitar con la guía es alucinante, y la sala parlamentaria principal abrumadora(imag06), es una pena no poder ver algunos de los despachos, y que la visita se quede tan corta, pero bien merece la pena pasarse por esta joya de la arquitectura española en el extranjero, porque de ahí se pueden aprender muchas lecciones de arquitectura de la buena, si Edimburgo merece la pena ya por sí sola, con este edificio incluido en su paisaje, pasa a ser una ciudad imprescindible en la formación del arquitecto. Muchas gracias Enric!.
1 comentario:
qué fácil es empezar con un AS en la manga como es este edificio maravilloso, continuaré con Escocia...he decidido...
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