La capital de Letonia, fue probablemente la mayor sorpresa del viaje. Nos encontramos con una ciudad de cuento, con edificios que recordaban mucho a los mejores ejemplos arquitectónicos de Bélgica u Holanda (imag010203). La zona centro de la capital es una concatenación de edificios espectaculares, con materiales de gran valor y que muestran la exhuberancia de esta ciudad que en su momento fue una de las más ricas de la región. Pero además las plazas que uno va recorriendo mientras se visita la ciudad, están llenas de vida, con muchos bares y restaurantes al exterior. Esa fue otra de las notas sorprendentes de nuestra visita, la inmensa vida que hay en verano por las calles de Riga, el ambientazo y los lugares donde se puede ir a comer o cenar.
Tuvimos la suerte de alojarnos en un hotel muy céntrico, el Kolonna Riga entre varias de las principales plazas de la ciudad, que es de los pocos medianamente económicos que ofrecen parking en el centro de Riga, que aunque no es justo en el mismo edificio, y no es fácil encontrarlo, está muy céntrico. Además justo enfrente de la puerta del hotel hay uno de las cadenas de comida letona más conocidas, el restaurante Lido, que es como un buffet libre de comida del país abierto casi todo el día.
Entre las muchas joyas arquitectónicas históricas que podemos encontrar en la ciudad, hay dos edificaciones, cuya particularidad es que una se apoya en la otra por el paso del tiempo, que las ha terminado por dejar en un equilibrio casi mágico (imag04) y que están muy cerca de una de las catedrales del centro.
Porque como en Tallinn hay varias iglesias de diferentes confesiones, como por ejemplo la espectacular catedral ortodoxa (imag05) que se encuentra ya fuera del centro histórico propiamente dicho. Rodeada por un inmenso parque, hay que acudir a propósito a 15 min del centro de la ciudad a pie para verla, pero su cúpula dorada y todos los detalles constructivos exteriores, bien merecen la visita en el Bulevar Brivibas del otro lado del parque Bastejkalna. Es un verdadero gustazo y placer perderse paseando por las calles de Riga, es una sensación de cuento de hadas que también se tiene en Bruselas o Amsterdam. No hay duda de porqué es la capital Báltica más visitada por todos los cruceros de la región, y siempre está muy llena de turistas, como bien pudimos comprobar.
Tuvimos la suerte de alojarnos en un hotel muy céntrico, el Kolonna Riga entre varias de las principales plazas de la ciudad, que es de los pocos medianamente económicos que ofrecen parking en el centro de Riga, que aunque no es justo en el mismo edificio, y no es fácil encontrarlo, está muy céntrico. Además justo enfrente de la puerta del hotel hay uno de las cadenas de comida letona más conocidas, el restaurante Lido, que es como un buffet libre de comida del país abierto casi todo el día.
Entre las muchas joyas arquitectónicas históricas que podemos encontrar en la ciudad, hay dos edificaciones, cuya particularidad es que una se apoya en la otra por el paso del tiempo, que las ha terminado por dejar en un equilibrio casi mágico (imag04) y que están muy cerca de una de las catedrales del centro.
Porque como en Tallinn hay varias iglesias de diferentes confesiones, como por ejemplo la espectacular catedral ortodoxa (imag05) que se encuentra ya fuera del centro histórico propiamente dicho. Rodeada por un inmenso parque, hay que acudir a propósito a 15 min del centro de la ciudad a pie para verla, pero su cúpula dorada y todos los detalles constructivos exteriores, bien merecen la visita en el Bulevar Brivibas del otro lado del parque Bastejkalna. Es un verdadero gustazo y placer perderse paseando por las calles de Riga, es una sensación de cuento de hadas que también se tiene en Bruselas o Amsterdam. No hay duda de porqué es la capital Báltica más visitada por todos los cruceros de la región, y siempre está muy llena de turistas, como bien pudimos comprobar.